La Supervía Poniente es un lastre para las aspiraciones presidenciales de MarceloEbrard. No ha informado o tomado en cuenta a los afectados, siembra una bomba de tiempo en los bosques del sur y, a reserva de confirmarlo, es un regalo a la empresa concesionada. El jefe de Gobierno ha mostrado un gran empeño en la línea 12 del Metro, el sistema de metrobuses y la Supervía Poniente que conectará a Santa Fe con Luis Cabrera. Las dos primeras son una continuación del espléndido esfuerzo hecho para mejorar el transporte público. La tercera es un error por tres motivos.
El primero es el método que utiliza para tratar a los afectados. El gobierno capitalino sabe cómo ser transparente e inclusivo. Lo ha demostrado con el Diagnóstico y el Programa de Derechos Humanos. La Supervía ha sido un regreso al pasado por la opacidad y la reticencia a informar y escuchar. El lunes 5 de abril por la noche citaron sorpresivamente a los vecinos inconformes de San Jerónimo a una reunión que sólo sirvió para el desahogo de frustraciones porque ni se les consultó, ni se les informó. Más bien los distrajo porque a las siete de la mañana del martes 6 de abril llegaron los funcionarios -protegidos por granaderos- a entregar las notificaciones a las casas que serían expropiadas. Ese mismo día el gobierno capitalino firmó el título de concesión con la Controladora Rápida Poetas.
San Jerónimo es un laberinto de pequeños callejones que tiene como única vía de entrada y salida la avenida Luis Cabrera. La Supervía arrojará 80 mil vehículos al día a esa avenida, lo que transformará profundamente la zona. Hoy los vecinos no saben si el flujo irá por la superficie, por un túnel o por algún puente.
Tampoco saben cómo van a conectarse con el Periférico, un endiablado problema arquitectónico. Su ignorancia es compartida: el gobierno capitalino todavía no decide cuál solución le va a dar, ¡y estamos a unos días de que inicien la construcción! En otras palabras, tomaron la decisión sin pensar en los afectados. El segundo error es el ambiental. La titular de la materia, Martha Delgado, aprobó la obra el viernes pasado aunque, eso sí, impuso 45 condicionantes adicionales a la Controladora que, entre otras cosas, entregará 50 millones de pesos para un fondo ambiental, dejará que circulen autobuses y plantará 112 mil
200 árboles. Está convencida de haber defendido el ambiente porque la Supervía estará confinada al no tener salidas entre Santa Fe y Luis Cabrera, pues consider estarán protegidos los bosques por los cuales cruzará la carretera (en particular la Barranca de Tarango y el Parque de la Loma).
Afortunadamente su credulidad no es contagiosa. El título de concesión - obtenido porque la empresa lo entregó al juez que evalúa una demanda de 350 vecinos- sí considera la posibilidad de que la Controladora y el gobierno aprueben la construcción de "tramos adicionales o derivaciones que puedan el tránsito vehicular en la zona". Si uno toma en cuenta la ilimitadacodicia de los "desarrolladores", estoy dispuesto a apostar que, pasadas las elecciones de 2012, la empresa y algún futuro gobierno nos informarán que abrirán salidas y entradas para "desarrollar" los bosques, asunto indispensable para el desarrollo de la ciudad, bla, bla, bla. Es seguro que quien presida entonces la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales anunciará con grandes sonrisas que la empresa regalará millones de árboles para que los capitalinos los sembremos y frenemos la neurosis.
Vivo desde hace 30 años en un departamento en San Jerónimo y no estoy de acuerdo con la destrucción de mi barrio, con esa vaguedad y ese menosprecio a la capacidad de discernimiento de los vecinos. También considero inaceptable la amenaza latente a los bosques del sur que nos dan 70% del agua que utilizamos. Cuando termine el estudio del título de concesión confirmaré o corregiré mi apreciación inicial de que estamos ante un regalo de los habitantes de la capital a la Controladora, éste es el tercer error. Con lo sucedido hasta ahora me parece que Marcelo Ebrard está abriendo un flanco a sus aspiraciones presidenciales porque la construcción de la Supervía y de la extensión del segundo piso coincidirán con la selección dentro del PRD y tal vez con su campaña. Como considero legítimo defender mi barrio y opinar sobre el tipo de ciudad que me uno a los vecinos que ya han dicho "No a la Supervía".
La Miscelánea
Más sobre las autoridades capitalinas. La Procuraduría capitalina y, el actual Juez 24 de lo penal, José Francisco Morales Ríos, se han empeñado en negarle un debido proceso a Sergio Dorantes, y se resisten a reconocer los peritajes que lo exculpan de asesinar a su esposa. Por fortuna tenemos en la capital una Comisión de Derechos Humanos que ha protegido la integridad de Dorantes, actualmente encarcelado en el Reclusorio Oriente.
El primero es el método que utiliza para tratar a los afectados. El gobierno capitalino sabe cómo ser transparente e inclusivo. Lo ha demostrado con el Diagnóstico y el Programa de Derechos Humanos. La Supervía ha sido un regreso al pasado por la opacidad y la reticencia a informar y escuchar. El lunes 5 de abril por la noche citaron sorpresivamente a los vecinos inconformes de San Jerónimo a una reunión que sólo sirvió para el desahogo de frustraciones porque ni se les consultó, ni se les informó. Más bien los distrajo porque a las siete de la mañana del martes 6 de abril llegaron los funcionarios -protegidos por granaderos- a entregar las notificaciones a las casas que serían expropiadas. Ese mismo día el gobierno capitalino firmó el título de concesión con la Controladora Rápida Poetas.
San Jerónimo es un laberinto de pequeños callejones que tiene como única vía de entrada y salida la avenida Luis Cabrera. La Supervía arrojará 80 mil vehículos al día a esa avenida, lo que transformará profundamente la zona. Hoy los vecinos no saben si el flujo irá por la superficie, por un túnel o por algún puente.
Tampoco saben cómo van a conectarse con el Periférico, un endiablado problema arquitectónico. Su ignorancia es compartida: el gobierno capitalino todavía no decide cuál solución le va a dar, ¡y estamos a unos días de que inicien la construcción! En otras palabras, tomaron la decisión sin pensar en los afectados. El segundo error es el ambiental. La titular de la materia, Martha Delgado, aprobó la obra el viernes pasado aunque, eso sí, impuso 45 condicionantes adicionales a la Controladora que, entre otras cosas, entregará 50 millones de pesos para un fondo ambiental, dejará que circulen autobuses y plantará 112 mil
200 árboles. Está convencida de haber defendido el ambiente porque la Supervía estará confinada al no tener salidas entre Santa Fe y Luis Cabrera, pues consider estarán protegidos los bosques por los cuales cruzará la carretera (en particular la Barranca de Tarango y el Parque de la Loma).
Afortunadamente su credulidad no es contagiosa. El título de concesión - obtenido porque la empresa lo entregó al juez que evalúa una demanda de 350 vecinos- sí considera la posibilidad de que la Controladora y el gobierno aprueben la construcción de "tramos adicionales o derivaciones que puedan el tránsito vehicular en la zona". Si uno toma en cuenta la ilimitadacodicia de los "desarrolladores", estoy dispuesto a apostar que, pasadas las elecciones de 2012, la empresa y algún futuro gobierno nos informarán que abrirán salidas y entradas para "desarrollar" los bosques, asunto indispensable para el desarrollo de la ciudad, bla, bla, bla. Es seguro que quien presida entonces la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales anunciará con grandes sonrisas que la empresa regalará millones de árboles para que los capitalinos los sembremos y frenemos la neurosis.
Vivo desde hace 30 años en un departamento en San Jerónimo y no estoy de acuerdo con la destrucción de mi barrio, con esa vaguedad y ese menosprecio a la capacidad de discernimiento de los vecinos. También considero inaceptable la amenaza latente a los bosques del sur que nos dan 70% del agua que utilizamos. Cuando termine el estudio del título de concesión confirmaré o corregiré mi apreciación inicial de que estamos ante un regalo de los habitantes de la capital a la Controladora, éste es el tercer error. Con lo sucedido hasta ahora me parece que Marcelo Ebrard está abriendo un flanco a sus aspiraciones presidenciales porque la construcción de la Supervía y de la extensión del segundo piso coincidirán con la selección dentro del PRD y tal vez con su campaña. Como considero legítimo defender mi barrio y opinar sobre el tipo de ciudad que me uno a los vecinos que ya han dicho "No a la Supervía".
La Miscelánea
Más sobre las autoridades capitalinas. La Procuraduría capitalina y, el actual Juez 24 de lo penal, José Francisco Morales Ríos, se han empeñado en negarle un debido proceso a Sergio Dorantes, y se resisten a reconocer los peritajes que lo exculpan de asesinar a su esposa. Por fortuna tenemos en la capital una Comisión de Derechos Humanos que ha protegido la integridad de Dorantes, actualmente encarcelado en el Reclusorio Oriente.
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