Lo que parecía ser una noche común para un grupo de jóvenes y sus familias, se convirtió en la peor pesadilla para decenas de hogares que hoy están de luto. Un estudiante cumplía años y reunió a sus amigos en la casa de sus padres en la calle Villas del Portal, colonia Villas de Salvárcar. Los jóvenes escuchaban música, comían y departían en la casa porque sus padres, en afán por protegerlos, no les permitían salir a los antros debido a la inseguridad. El festejado, uno de los sobrevivientes, fue a llevar a su novia a su casa y justo en ese momento llegó un comando armado que victimó a sus invitados.
De acuerdo con testimonios de vecinos, entre las 11:30 y 11:40 de la noche del sábado llegaron al lugar varias camionetas, entre siete y ocho vehículos, cuyos tripulantes las atravesaron de lado a lado para cerrar la calle. De los autos se bajaron hombres encapuchados que dispararon indiscriminadamente sobre los jóvenes en la casa marcada con el número1310, luego entraron a la vivienda 1308, dispararon y sacaron muebles de allí. Tras cometer su masacre, “se fueron despacito, en fila, sin que nadie les dijera nada”, narra uno de los testimonios. El saldo del tiroteo es de 14 personas muertas, ocho de ellas estudiantes –dos mujeres– y el resto adultos, así como 14 heridas de bala. Diez de los muertos fueron localizados en el lugar de los hechos, mientras que tres más fallecieron cuando recibían atención médica y otra murió a las puertas del hospital Oficialmente, dos personas fallecidas se encuentran en calidad de desconocidas Toda la cuadra está de luto. En la banqueta de la calle Villas del Portal hay charcos de sangre y restos de masa encefálica expuestos, como evidencia de la brutalidad empleada por el grupo de matones que privó de la vida a estudiantes de secundaria, preparatoria y universidad. La casa que fue objetivo del ataque permanece abierta y el olor a muerte inunda el lugar. Afuera los vecinos lloran, gritan, lamentan y nadie parece encontrar consuelo ante la masacre ocurrida durante la inocente celebración del cumpleaños de uno de los jóvenes de la colonia, a quien la mayoría de las víctimas conocía de años atrás. Transcurridas las primeras horas después del atentado, en la calle Villas del Portal los vecinos permanecen en los exteriores de sus casas, están reunidas las familias entre ellos hablan de lo ocurrido. Todos muestran una actitud de desconfianza y muchos se niegan a dar su testimonio a los reporteros que han acudido al lugar. Incluso, algunos optan por meterse a su casa para evitar las entrevistas. Son muy pocos los que se deciden a hablar y lo hacen a condición del anonimato, sin permitir ser fotografiados o videograbados.
Las víctimas.- Las personas que perdieron la vida fueron identificadas como: Eduardo Becerra, de 35 años, y de oficio comerciante; Edgar Martín Díaz Macías, de 23 años y quien estaba desempleado; Jaime Rosales Cisneros, de 42 años contratista; así como Jesús Enríquez Miramontes, de 39 años y empleado. Los estudiantes respondían en vida a los nombres de: Rodrigo Cadena Dávila, de 17 años; Carlos Lucio Moreno Ávila, de 18; Brenda Ivonne Escamilla Pedroza, de 17; José Adrián Encina Hernández, de 17; Horacio Alberto Soto Camargo, de 19; Yomira Aurora Delgado Lara, de 13; Jesús Armando Segovia Ortiz, de 15 años; y José Luis Aguilar Camargo, de 19 años. Los fallecidos eran alumnos de la Escuela Secundaria Técnica 80, del Colegio de Bachilleres Plantel 9, del Centro de Estudios Tecnológicos Industriales y de Servicios 128 y de la Universidad Autónoma de Chihuahua y todos radicaban en el sector.
La escena del crimen.- De acuerdo con los datos proporcionados por la Procuraduría General de Justicia del Estado, los asesinatos ocurrieron en las viviendas marcadas con los números 1306, 1308 y 1310, de la calle Villas del Portal en la colonia Villas de Salvárcar. En la vivienda 1306 quedaron inertes los cuerpos de tres personas, entre ellas el propietario de la casa, identificado como Eduardo Becerra, de 35 años, mientras que su esposa, de 29, se debate entre la vida y la muerte.
También quedaron sin vida dos personas que llegaron a bordo de una motocicleta a comprar refrescos cuando fueron sorprendidos por los balazos. Los peritos aseguraron 5 casquillos calibre .45 milímetros, y 9 calibre .223 mm., así como una ojiva. En la vivienda con el número 1308 localizaron en el interior los cadáveres de tres personas que aparentemente buscaron refugio. En este lugar fueron asegurados 9 elementos balísticos calibre .223 mm. Mientras que en la casa donde se celebraba la reunión quedaron cinco cadáveres esparcidos en las habitaciones donde los jóvene fueron sorprendidos por los criminales. Dentro de la casa con el número 1310 los peritos aseguraron 10 casquillo calibre .40 mm., 19 calibre .223 mm., 32 calibre 9 mm y 6 ojivas. Los familiares de las víctimas aseguraron que los hechos ocurrieron entre las 11:30 y 11:40 de la noche, mientras que la autoridad municipal informó que el primer llamado lo recibieron a las 11:53 horas y la autoridad estatal aseguró que el llamado lo recibieron a las 00:03 horas. Los cuerpos de rescate, de acuerdo con los testigos, tardaron más de 40 minutos en llegar al lugar, por lo que los padres los trasladaron a bordo de sus vehículos particulares a fin de apresurar la asistencia médica. Aunque los jefes policíacos aseguraron que la intervención fue prácticamente inmediata, los testigos refutan esta versión, incluso aseguraron que militares y federales estaban cerca de la colonia y no hicieron nada para detener a los asesinos.
Los jefes policiacos rechazaron tal versión.
Los testimonios.- “Uno de los muchachos cumplía años, ellos, los jóvenes casi siempre que cumplían años se juntaban y cooperaban para comprar sodas y cervezas, pero son muchachos sanos, ayudaban en sus casas, son deportistas y estudiantes, a uno de ellos el gobernador le entregó un reconocimiento porque siempre sacó puros dieces”, dijo una testigo.
“Estábamos adentro de la casa cuando empezamos a oír como palomitas tronando y luego la gritadera, a la gente llorando, nosotros salimos y era la locura, todos sacando carros, empezamos entonces a sacar a los muchachos, casi niños, de las casas, en todos lados había muchos muertos”, afirmó otra vecina que presenció los hechos.
“Hubo esposos que no tenían nada que ver y fueron asesinados, esto fue una masacre, algo que no entendemos qué pasó, juramos que ellos eran niños que no se metían con nadie”, aseguró la entrevistada.
“Yo estaba en la casa viendo televisión cuando me hablaron que a mi hija la habían balaceado. Cuando yo llegué por ella todavía no llegaba la policía, estuvimos hablando mucho al 066 y no llegaban las ambulancias, estuvimos hablando mucho pero nos desesperamos y a todos los jóvenes los trajimos aquí (a la clínica 66 del Seguro Social) los propios padres”, agregó.
“Yo me siento triste por todos los que perdieron a un ser querido. Como madre estoy dolida, destrozada, porque eran niños que conoces y viste crecer, esto que pasó es algo que nadie puede entender”, dijo la mujer.
Después de muchos minutos, eternos para quienes tenían a sus seres queridos agonizantes, los policías municipales y militares empezaron a llegar al lugar de los hechos.
“Hubo muchos reclamos, los policías querían meternos a fuerza a las casas, toda la gente estaba alterada, asustada, ellos nos decían que nos metiéramos. El papá del muchacho que murió en el hospital se enfrentó con ellos y se les fue encima, luego los policías empezaron a ofender, a insultar, y nos dijeron que si llegaban los sicarios otra vez ellos no podían hacer nada, no podían enfrentarlos”, aseguró otra vecina.
Los agentes permanecieron en el lugar “resguardando la escena del crimen”, lo que fue abiertamente criticado por las familias.
“Muchos le dijimos qué hacían aquí acordonando el área, les pedimos que se fueran a buscar a los asesinos, llegaron muy tarde, después de que pasa todo, ya para qué van pues”, cuestionó la entrevistada. Otra madre de familia dijo muy molesta que los agentes preventivos llegaron con 20 minutos de retraso, mientras que los cuerpos de rescate acudieron casi 40 minutos tarde.
“Llegaron y típico, ya no dejaron pasar a nadie mientras se desangran las personas heridas. Les decíamos ojalá nunca te pase, ojalá nunca te maten un hijo porque no sabes lo que se siente, la impotencia, el dolor, el coraje, que se siente”, dijo uno de los padres que se confrontó con las fuerzas del orden. ¿Qué van a hacer ante esto?, se les cuestiona a los vecinos. “Apoyarnos unos a otros, cuidarnos unos a otros, porque prácticamente estamos con la pura bendición de Dios... nosotros estamos solos no hay más”, agregó “Mucha gente aquí dice que sólo va a sepultar a su hijo y se va de Juárez. Desgraciadamente Juárez se va a convertir en una ciudad fantasma a este paso que va, Juárez se va a quedar sola por culpa de las autoridades y los malandros”, sentenció el entrevistado.
De acuerdo con testimonios de vecinos, entre las 11:30 y 11:40 de la noche del sábado llegaron al lugar varias camionetas, entre siete y ocho vehículos, cuyos tripulantes las atravesaron de lado a lado para cerrar la calle. De los autos se bajaron hombres encapuchados que dispararon indiscriminadamente sobre los jóvenes en la casa marcada con el número1310, luego entraron a la vivienda 1308, dispararon y sacaron muebles de allí. Tras cometer su masacre, “se fueron despacito, en fila, sin que nadie les dijera nada”, narra uno de los testimonios. El saldo del tiroteo es de 14 personas muertas, ocho de ellas estudiantes –dos mujeres– y el resto adultos, así como 14 heridas de bala. Diez de los muertos fueron localizados en el lugar de los hechos, mientras que tres más fallecieron cuando recibían atención médica y otra murió a las puertas del hospital Oficialmente, dos personas fallecidas se encuentran en calidad de desconocidas Toda la cuadra está de luto. En la banqueta de la calle Villas del Portal hay charcos de sangre y restos de masa encefálica expuestos, como evidencia de la brutalidad empleada por el grupo de matones que privó de la vida a estudiantes de secundaria, preparatoria y universidad. La casa que fue objetivo del ataque permanece abierta y el olor a muerte inunda el lugar. Afuera los vecinos lloran, gritan, lamentan y nadie parece encontrar consuelo ante la masacre ocurrida durante la inocente celebración del cumpleaños de uno de los jóvenes de la colonia, a quien la mayoría de las víctimas conocía de años atrás. Transcurridas las primeras horas después del atentado, en la calle Villas del Portal los vecinos permanecen en los exteriores de sus casas, están reunidas las familias entre ellos hablan de lo ocurrido. Todos muestran una actitud de desconfianza y muchos se niegan a dar su testimonio a los reporteros que han acudido al lugar. Incluso, algunos optan por meterse a su casa para evitar las entrevistas. Son muy pocos los que se deciden a hablar y lo hacen a condición del anonimato, sin permitir ser fotografiados o videograbados.
Las víctimas.- Las personas que perdieron la vida fueron identificadas como: Eduardo Becerra, de 35 años, y de oficio comerciante; Edgar Martín Díaz Macías, de 23 años y quien estaba desempleado; Jaime Rosales Cisneros, de 42 años contratista; así como Jesús Enríquez Miramontes, de 39 años y empleado. Los estudiantes respondían en vida a los nombres de: Rodrigo Cadena Dávila, de 17 años; Carlos Lucio Moreno Ávila, de 18; Brenda Ivonne Escamilla Pedroza, de 17; José Adrián Encina Hernández, de 17; Horacio Alberto Soto Camargo, de 19; Yomira Aurora Delgado Lara, de 13; Jesús Armando Segovia Ortiz, de 15 años; y José Luis Aguilar Camargo, de 19 años. Los fallecidos eran alumnos de la Escuela Secundaria Técnica 80, del Colegio de Bachilleres Plantel 9, del Centro de Estudios Tecnológicos Industriales y de Servicios 128 y de la Universidad Autónoma de Chihuahua y todos radicaban en el sector.
La escena del crimen.- De acuerdo con los datos proporcionados por la Procuraduría General de Justicia del Estado, los asesinatos ocurrieron en las viviendas marcadas con los números 1306, 1308 y 1310, de la calle Villas del Portal en la colonia Villas de Salvárcar. En la vivienda 1306 quedaron inertes los cuerpos de tres personas, entre ellas el propietario de la casa, identificado como Eduardo Becerra, de 35 años, mientras que su esposa, de 29, se debate entre la vida y la muerte.
También quedaron sin vida dos personas que llegaron a bordo de una motocicleta a comprar refrescos cuando fueron sorprendidos por los balazos. Los peritos aseguraron 5 casquillos calibre .45 milímetros, y 9 calibre .223 mm., así como una ojiva. En la vivienda con el número 1308 localizaron en el interior los cadáveres de tres personas que aparentemente buscaron refugio. En este lugar fueron asegurados 9 elementos balísticos calibre .223 mm. Mientras que en la casa donde se celebraba la reunión quedaron cinco cadáveres esparcidos en las habitaciones donde los jóvene fueron sorprendidos por los criminales. Dentro de la casa con el número 1310 los peritos aseguraron 10 casquillo calibre .40 mm., 19 calibre .223 mm., 32 calibre 9 mm y 6 ojivas. Los familiares de las víctimas aseguraron que los hechos ocurrieron entre las 11:30 y 11:40 de la noche, mientras que la autoridad municipal informó que el primer llamado lo recibieron a las 11:53 horas y la autoridad estatal aseguró que el llamado lo recibieron a las 00:03 horas. Los cuerpos de rescate, de acuerdo con los testigos, tardaron más de 40 minutos en llegar al lugar, por lo que los padres los trasladaron a bordo de sus vehículos particulares a fin de apresurar la asistencia médica. Aunque los jefes policíacos aseguraron que la intervención fue prácticamente inmediata, los testigos refutan esta versión, incluso aseguraron que militares y federales estaban cerca de la colonia y no hicieron nada para detener a los asesinos.
Los jefes policiacos rechazaron tal versión.
Los testimonios.- “Uno de los muchachos cumplía años, ellos, los jóvenes casi siempre que cumplían años se juntaban y cooperaban para comprar sodas y cervezas, pero son muchachos sanos, ayudaban en sus casas, son deportistas y estudiantes, a uno de ellos el gobernador le entregó un reconocimiento porque siempre sacó puros dieces”, dijo una testigo.
“Estábamos adentro de la casa cuando empezamos a oír como palomitas tronando y luego la gritadera, a la gente llorando, nosotros salimos y era la locura, todos sacando carros, empezamos entonces a sacar a los muchachos, casi niños, de las casas, en todos lados había muchos muertos”, afirmó otra vecina que presenció los hechos.
“Hubo esposos que no tenían nada que ver y fueron asesinados, esto fue una masacre, algo que no entendemos qué pasó, juramos que ellos eran niños que no se metían con nadie”, aseguró la entrevistada.
“Yo estaba en la casa viendo televisión cuando me hablaron que a mi hija la habían balaceado. Cuando yo llegué por ella todavía no llegaba la policía, estuvimos hablando mucho al 066 y no llegaban las ambulancias, estuvimos hablando mucho pero nos desesperamos y a todos los jóvenes los trajimos aquí (a la clínica 66 del Seguro Social) los propios padres”, agregó.
“Yo me siento triste por todos los que perdieron a un ser querido. Como madre estoy dolida, destrozada, porque eran niños que conoces y viste crecer, esto que pasó es algo que nadie puede entender”, dijo la mujer.
Después de muchos minutos, eternos para quienes tenían a sus seres queridos agonizantes, los policías municipales y militares empezaron a llegar al lugar de los hechos.
“Hubo muchos reclamos, los policías querían meternos a fuerza a las casas, toda la gente estaba alterada, asustada, ellos nos decían que nos metiéramos. El papá del muchacho que murió en el hospital se enfrentó con ellos y se les fue encima, luego los policías empezaron a ofender, a insultar, y nos dijeron que si llegaban los sicarios otra vez ellos no podían hacer nada, no podían enfrentarlos”, aseguró otra vecina.
Los agentes permanecieron en el lugar “resguardando la escena del crimen”, lo que fue abiertamente criticado por las familias.
“Muchos le dijimos qué hacían aquí acordonando el área, les pedimos que se fueran a buscar a los asesinos, llegaron muy tarde, después de que pasa todo, ya para qué van pues”, cuestionó la entrevistada. Otra madre de familia dijo muy molesta que los agentes preventivos llegaron con 20 minutos de retraso, mientras que los cuerpos de rescate acudieron casi 40 minutos tarde.
“Llegaron y típico, ya no dejaron pasar a nadie mientras se desangran las personas heridas. Les decíamos ojalá nunca te pase, ojalá nunca te maten un hijo porque no sabes lo que se siente, la impotencia, el dolor, el coraje, que se siente”, dijo uno de los padres que se confrontó con las fuerzas del orden. ¿Qué van a hacer ante esto?, se les cuestiona a los vecinos. “Apoyarnos unos a otros, cuidarnos unos a otros, porque prácticamente estamos con la pura bendición de Dios... nosotros estamos solos no hay más”, agregó “Mucha gente aquí dice que sólo va a sepultar a su hijo y se va de Juárez. Desgraciadamente Juárez se va a convertir en una ciudad fantasma a este paso que va, Juárez se va a quedar sola por culpa de las autoridades y los malandros”, sentenció el entrevistado.
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