domingo, 6 de julio de 2008

tomado de noreste

Destruir a Pemex es la consigna señala Emérico En los 80’s fue nombrado por los trabajadores del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (stprm) de la Sección 30 como corrupto, sin embargo la verdad fue otra y fueron las circunstancias las que le hicieron guardar silencio para proteger no sólo su vida sino también la de su familia. Ahora, tras doce años de haber regresado a Poza Rica después de un exilio de seis años que le fue ordenado por Fernando Gutiérrez Barrios en 1988, Emérico Rodríguez García, contó su historia ya sin temor a los integrantes del Consejo Editorial de Noreste asegurando que los años ya han pasado. Fue nombrado dirigente de la Sección 30 en 1983, y muchos sindicalizados lo consideraron una imposición, pero en realidad le tocó recibir un sindicato en quiebra no sólo por la corrupción, sino también porque las personas que los secretarios generales habían puesto al frente de puestos estratégicos eran incapaces de hacer las cosas bien. Según Emérico Rodríguez su gran reto en el periodo en el que fue secretario general de 1983-1988 fue eliminar todo lo que no servía. Fue por eso que colocó a Pepe Rojas al frente del rancho de la 30 en Chichicoastla porque él tenía conocimiento y a José Abraham Sánchez lo dejó al frente de la fábrica de bolsas y le dijo «aquí vas a estar». Emérico Rodríguez dijo que cuando tomó posesión de la secretaria general del stprm de la sección número 30 se tenía una deuda de 2 mil millones de pesos tan sólo de iva y logró que le condonaran el 50 por ciento en Banca Serfín tras depositar 300 mil pesos, sin embargo comentó que tuvo que cambiar todos los puestos estratégicos. Para lograrlo puso en cada área personal que tenía conocimiento al respecto. Por ello colocó un gerente de operación y uno administrativo además de un contador público externo. «En aquel momento, todos los bienes del sindicato estaban quebrados, el cine tenía una deuda de 30 millones de pesos y las cooperativas estaban en números rojos «y todo porque las cajeras que eran hijas de funcionarios se les hizo fácil robar». La caja de ahorros tenía una deuda de 70 millones pero los que trabajaban en ella se habían autoprestado 10 millones». Emérico Rodríguez dijo que en aquellos años no pudo hacer público lo mal que estaba la Sección 30 internamente porque un medio local de aquellos años le adjudicó que era un ratero y corrupto por lo que considera le tocó navegar contracorriente. Recuerda como en las asambleas que se realizaban en el Teatro Social los prestamistas poquiteros le gritaban ratero, todo porque a la que anteriormente había estado encargada de la Caja de Ahorros le dijo «Santa Tolla renuncias, pagas lo que debes y te vas a la cárcel». Fue después cuando llevó a Toñita como contadora externa y a Benito Martínez para que le dijeran si se podía salvar la Caja de Ahorros a pesar de sus deudas, y ellos le respondieron que sí, siempre y cuando se congelaran las cuentas de los trabajadores durante un año. «La caja la recibí en quiebra con más del 50 por ciento. Como yo era su presidente tomé la decisión de congelarla, muchos me dijeron –me estás robando– y yo respondí que en realidad estaba tratando de recuperar su dinero. No me llevé ni un centavo, pero sólo así libramos la caja y al año estaba recuperada al 100 por ciento.» Ya en 1984, al año de haber congelado las cuentas de la Caja de Ahorros, Emérico Rodríguez dijo haberles entregado a los trabajadores su dinero con el 13 por ciento de dividendos y a todos los hizo socios de la Caja de Ahorros con 50 pesos que aportaron, asegurando que con eso tuvieron por primera vez voz y voto. Sin embargo, los sindicalizados esto no lo hicieron válido por no atreverse a defender lo suyo a pesar de que estaban dentro de la Ley de Sociedades Cooperativas, pero el ex dirigente sindical considera que la voz y el voto quedó en palabras después que llegaron los otros a destruir todo lo que había en el sindicato. En 1988 fue cuando jubilaron a fuerza a Emérico Rodríguez. Él comentó que dejó las finanzas saneadas, las cooperativas levantadas, y mil toneladas de varilla para la construcción de otra, además Jesús M. Romo le dio a crédito todos los muebles que se colocaron en las tiendas, los gerentes de estas le pidieron a JMRomo crédito por 90 días, así se surtieron las tiendas de Coatzintla, la Petromex y de Papantla. Dijo haber dejado las tiendas con una inversión de 14 mil millones de pesos y una deuda menor de 4 mil millones. Asegura Emérico Rodríguez que todo lo que hizo perdió continuidad y que pagó el precio de haber estado exiliado 6 años. Su jubilación llegó cuando tenía 57 años de edad y 32 de antigüedad, recuerda como de momento apareció el jurídico para que firmara su jubilación, y le dijeron que tenía 72 horas para irse, a lo que les respondió que se iría de viaje pero la respuesta del jurídico fue que no sólo debía salir de Poza Rica sino también de Veracruz. Es por ello que Emérico Rodríguez dijo que Fernando Gutiérrez Barrios lo exilió junto con Cirilo Sosa. «Aún recuerdo como Gutiérrez Barrios me dijo; –lo estimo mucho pero váyase y llévese a su familia –. «El riesgo de quedarme era alto pues antes de jubilarme, trataron de matarme frente a mi casa en la carretera a Santa Agueda, pero como pasó la policía se pusieron nerviosos y comenzaron a disparar. La policía mató a una persona, cuando los malos cometieron un error y dispararon a la policía, en aquel entonces Salvador Salazar Flores quien era el presidente Municipal me dijo que el policía que mató a uno de los malos declaró que lo habían mandado de Xalapa a liquidar a Emérico. A la mañana siguiente yo me presente a primera hora en el Palacio, le dije que intentaron matarme y sólo me dijo que no le fuera a dar entrada a lo que decía el periódico, tuve dos intentos de asesinato y caminé con suerte y a pesar de ello toda la gente me creyó el líder corrupto.» Emérico Rodríguez dijo que después de haber firmado su jubilación regresó eventualmente a Poza Rica porque debía presentarse pues estaba demandado por el paro de los trabajadores, pero asegura que cada vez que venía lo escoltaban patrullas de la Policía Federal y así hasta que salía del estado de Veracruz. Asegura que en aquel momento su terapia ocupacional fue el rancho y trabajar «como burro en él». «Todo lo que me pasó fue por defender a los trabajadores y porque decían que yo no respetaba a los presidentes, además yo no quise quedarme pues la condición que me puso Fernando Gutiérrez Barrios era destruir el sindicato sobre todo el de la sección 30 que era el más fuerte del país y sí aceptaba eso era como apuñalar a mi familia». Emérico Rodríguez considera que hasta la fecha esa es la consigna, destruir Petróleos Mexicanos, es por eso que no le dan mantenimiento a la paraestatal, de igual modo por ello Vicente Fox entregó la Cuenca Burgos a Estados Unidos, al igual que el glp-Ducto Cactus Guadalajara es la traición más grande de un presidente de la República. «Si los gringos no han invadido México es por que les entregamos el 80 por ciento de lo que se exporta y a precios preferenciales, no producimos ni el 40 por ciento de lo que deberíamos producir.» Los mexicanos en sí nunca hemos puesto un Presidente, dijo Emérico Rodríguez, por eso fue que cayó Jorge Díaz Serrano, porque él quiso serlo. «López Portillo era el prestanombres de Bush, él traicionó a los mexicanos, porque ¿cómo es que a las 2 de la tarde se cae el sistema?, eso hizo presidente a Carlos Salinas de Gortari, en aquel entonces Barlet era el encargado de gobernación.» «Carlos Salinas de Gortari, no era nuestro candidato». De acuerdo con Emérico Rodríguez México no necesita de nada para perforar en aguas profundas, prueba de ello son; Arturo Hernández Noguera, Antonio Arjona y los hermanos Ríos quienes fueron a Brasil a enseñarles como perforar y ahora los brasileños son una potencia. En Poza Rica están los trabajadores más capaces, dijo Emérico Rodríguez y recordó cuando el pozo San Andrés 252 se estaba quemando y lo apagaron entre Irving Espinoza, Miguel Mar y él, «la presión de gas era enorme, todos estábamos encargados del equipo y fuimos nosotros los de Poza Rica quienes lo apagamos y los diablos rojos sólo miraron desde el cerro y no se acercaron hasta que estaba controlado.» Es por ello que Emérico Rodríguez piensa que el debate energético se ha debilitado, por lo que no hay ganador ni vencedor, y todo porque hay intereses de por medio, pues donde le convenga al pri van a apoyar al pan. Lo que sucede con la Reforma Energética es que están tratando de crear maquilas en el área de servicios porque así les conviene a ellos, dijo Emérico Rodríguez quien recordó como antes, los petroleros sindicalizados a los que les tocaba estar en campo, tenían sus campamentos con dormitorios y un médico, en si estaban en una unidad tecnológica, lo cual era un triunfo del sindicato, pero ahora con las compañías, en el área de sismológicos los salarios son muy bajos, pues están subcontratados y se encuentran los trabajadores en malas condiciones, durmiendo bajo una carpa y ganando menos, y ahí son las compañías las que se llevan el dinero. Así es como tratan Halliburton y Shulemberg a sus trabajadores. Esas compañías son las que tienen todos los contratos de servicios múltiples de Pemex porque les dan su rebanada de pastel a los directivos de la Paraestatal, ahora los directores tienen yates y hoteles, dijo Emérico Rodríguez, pues se perdió el sentir del trabajo y la palabra.

Cuándo y cómo ingresó a Pemex

En 1956 fue cuando Emérico Rodríguez ingresó a Petróleos Mexicanos y según él fue porque unos amigos le dijeron que no aguantaría quedarse en Poza Rica, él tenía 25años de edad. «Todo fue por El Chibirico, Arturo Hernández Loera y el gordo Saldivar, me llevaron al campo y me hicieron pasara una novatada la cual yo resistí ignorando que había sido una apuesta entre ellos. En ese momento pasé y me firmaron mi prueba y me quedé en Poza Rica». Asegura que tras 8 meses de trabajar como transitorio conoció a Rafael Hernández quien tenía 38 años de antigüedad y no se jubilaba, cuando le preguntó porque no lo hacía le respondió que era porque no tenía acta de nacimiento. Emérico Rodríguez dijo que la cantina de El Gordo, conoció a Noé Sosa quien ayudó a Rafael Hernández para que le dieran su jubilación. Después Rafael Hernández fue a buscarlo en agradecimiento le dejó a Emérico su última plaza, con la condición que ayudara en un futuro a su nieto que aún era pequeño, pues a su hija no podía dejársela ya que en aquel entonces no era bien visto dejar a las mujeres. Fue así como Emérico Rodríguez obtuvo su plaza en vigilancia, en la cual sólo permaneció un día pues siempre peleo los ascensos por los cuales siempre se negó a pagar pues se los ganaba con trabajo. «Ese siempre fue una de mis peleas con Heriberto el güero Kehoe, que no se debía permitir que las trabajadores vendieran las plazas y los ascensos.» «Nunca me desatendí de la promesa con Rafael Hernández, él al poco tiempo falleció y yo semanalmente le llevé una despensa a su hija, así hasta que sus nietos crecieron y los ayudé. Uno de ellos es Salvador Hernández La Birria quien jugaba muy bien futbol y logré acomodarlo en las Choapas y a su hermano en la planta de ciudad del Carmen y a su mamá en Cobos. Así cumplí con mi palabra.» El sueño del sindicalismo sigue, según Emérico Rodríguez, pues se prepararon para esto. En los 80’s se les enseñó a los trabajadores a sembrar y se estaba consciente que intentarían tronar Pemex. «A Joaquín la Quina yo le dije –Fidel Velásquez te va a traicionar– y no lo entendió. Joaquín pasó 12 años en la cárcel porque le dijo a Salinas que él no era su candidato y eso nunca se lo perdonó. Ahora, Emérico Rodríguez asegura estar tranquilo, pues su familia ya no corre peligro, por ello se atrevió a contar lo que en los 80’s y 90’s no pudo hacer. La resistencia es una de sus cualidades, como cuando era adolescente y se fue a trabajar a Estados Unidos de mojado, por lo cual fue deportado 16 veces y tener 33 peleas en la Arena México como boxeador profesional.

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